30.9.08

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THE HAPPENING. Las anteriores películas de M. Night Shyamalan venían desarrollándose en un territorio que podríamos considerar estático: un poblado abandonado del mundo en El bosque, una granja en Señales o un edificio y una piscina en La joven del agua. Dentro de esos territorios, se encontraban lo visible y lo invisible, que acababa generando la tensión, y construyendo toda una segunda ficción que utilizaba la primera, la visible, como base y pilares. La joven del agua es el ejemplo más evidente, una sirena aparecía en la piscina de un inmueble pero, para hacerla volver a su lugar de origen no bastaba con volver a entregarla a la piscina sino que debían seguirse unos códigos integrados en la invisibilidad de unos objetos cotidianos que solo la unión de fuerzas entre un niño, un crítico de cine, un médico y un grupo de porretas, entre otros personajes, conseguirían reconocer. En El protegido la segunda ficción se construye también de la misma manera, una primera base: un único superviviente a una tragedia de gran magnitud y un hombre en silla de ruedas que la ha provocado para encontrarle; y una extensión en vertical de esos personajes que acabarán construyendo una ficción de dimensiones titánicas, al edificar los protagonistas como si fuesen sendos superhéroes de cómic: un héroe invencible y su antítesis. En El incidente todo cambia, la ficción ya no se construye en un territorio estático sino que lo hace en perpetuo movimiento, casi siguiendo los códigos de una road-movie y acercándose a la serie B. Aun contando con algunos problemas derivados del cambio estructural de Shyamalan, El incidente nos proporciona alguna de las mejores escenas que haya rodado el cineasta hindú-americano, como esa cadena de suicidios alrededor de una pistola que va pasando de mano en mano. Pero sobre todo, la potencia de la película se halla en la gran carga de material político instalado en la película ya desde el mismo argumento. Hay algo en el aire que produce que la gente se suicide. Pero ¿qué es ese algo? ¿Es algún tipo de arma química, de toxina? ¿Podría ser utilizado para hacer la guerra? ¿Por qué precisamente sucede en Estados Unidos? Y la secuencia más sobrecogedora del filme, al inicio, no sabemos aún de ningún suicidio. De repente, en una obra, un hombre cae del tejado. Los obreros asisten al suceso y van corriendo hacia él para atenderle. Pero... siete u ocho segundos después otro hombre cae también del tejado, ¿qué es lo que sucede? No puede ser una casualidad. Y pensamos en lo que deben de pensar en ese momento esos obreros, qué se les puede pasar por la cabeza o que conclusión sacan. Y entonces, nos damos cuenta de que eso también lo vivimos nosotros, y nos planteamos recordar ¿qué pensamos cuando se estrelló el segundo avión en la segunda torre gemela en septiembre de 2001? Lo único que podremos deducir de primeras es que M. Night Shyamalan es un cineasta de unos recursos inmensos, que nos hace repensar las imágenes que tenemos instaladas ya en la memoria y que, de tan vistas, no nos hemos parado a valorar.

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