
UN COUPLE PARFAIT. Nobuhiro Suwa venía titulando sus películas con títulos partidos en dos de manera explícita: 2/Duo, M/Other y H Story. El de Un couple parfait está formado también por dos partes, la pareja, Marie y Nicolas. Si en su anterior filme, H Story, se había acercado a Hiroshima, mon amour, aquí reedita otra obra fundamental de la modernidad, Viaggio in Italia. Al igual que la película de Rossellini, Suwa se acerca a una pareja burguesa cuya crisis se manifiesta en un viaje al extranjero. Si en Viaggio in Italia se trataba de un matrimonio americano, en Un couple parfait es francés. En Viaggio, la Katharine que interpretaba Ingrid Bergman se acercaba a las estatuas y se estremecía al contemplar los restos de una pareja aparecidos en las ruinas de Pompeya; en la película de Suwa, el personaje de Valeria Bruni Tedeschi resuena como un eco del interpretado por la actriz americana: acariciando las estatuas, velando por la llegada de su marido, etc. Valeria Bruni Tedeschi y Bruno Todeschini están espléndidos, tan lejanos... o más bien, separados. Separados por las paredes, las puertas e incluso por elementos externos como la planificación. La mano de Suwa se evidencia a cada paso que avanza el filme, con una serie de obstáculos (como ya sucedía en Rossellini) que separan a la pareja, pero también por la introducción de apasionantes elementos producto de sus filiaciones cinematográficas: la conversación de Todeschini con un desconocido en un bar tan cercana a la de Nana con el filósofo en Vivre sa vie; la llegada del tren a la estación; los pianos “a la Vannier” que enfatizan la emoción de filmar un rostro, un recurso tan de Garrel; además también son resonacias de un determinado cine la aparición en pequeños papeles de Jacques Doillon o Léa Wiazemsky. Repite Caroline Champetier, que ya fue directora de fotografía en H Story, esta vez en HD. Un couple parfait es la primera película íntegramente europea de un cineasta europeo (está demostrado) pero nacido en Japón.
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