3.3.09

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ELLE S'APPELLE SABINE. Sandrine Bonnaire nos presenta a su hermana autista ya desde el título. Se llama Sabine, así era antes y así ahora, tras haber sido internada durante cinco años en un hospital psiquiátrico. Elle s’appelle Sabine alterna las viejas grabaciones con las realizadas explícitamente para la película. Dos tiempos; el primero nos muestra a Sabine como una bella joven salvaje, de fuerza inusitada; en el segundo, la Sabine derrotada por la enfermedad, dando réplicas necias a su hermana, habiendo devorado toda aquella vida quemada rápidamente en los días de juventud, una Sabine de figura ancha, boca abierta y agotada en el suelo. Entre las dos épocas, el off de la cineasta. Su mirada impregna toda la cronología del filme, la observación del gran cambio filtra una profunda tristeza, una nostalgia por los otros tiempos. En aquellas imágenes de archivo, de hace unos veinte años, Sandrine y Sabine bailaban juntas, eran casi gemelas. Sabine nos aparece entonces como un doble de su hermana, un doble indomesticable. Su trayectoria fluye como la sombra mustia del intinerario de star de Sandrine. Ahora no hay vuelta atrás, su cuerpo soporta cada vez menos el paso de los días.

Este es su homenaje a su hermana, ahora Sabine es la protagonista y quien se encuentra detrás (apenas aparece delante de la cámara a lo largo del filme) es Sandrine. Una preciosa inversión. Sandrine Bonnaire filma pacientemente, con cariño y simpleza. No hace ostentación de nada y no teme al insertar planos muy cercanos del rostro de la hermana derrotada. Pero ahí está ella, fuera de campo pero presenciando todo. Las imágenes de época, aquellas en las que filma el “esplendor” de su hermana estaban filmadas ya entonces por ella, su presencia se hace evidente. Uno de los instantes más bellos del filme rebosa una alegría desmedida, alegría por su hermana, cuando la filma en el avión camino a Nueva York, pues ese era su sueño: visitar l’Amérique. Esos tiempos vistos desde la lejanía que dan los años transcurridos sacan a la luz la melancolía de lo irrecuperable, la añoranza de los bellos días.

1 comentario:

Luisru dijo...

Tiene muy buena pinta. Me la apunto. Saludos.